martes, 6 de septiembre de 2011

"La puerta condenada" de Julio Cortázar

A continuación presentaré un análisis semiótico de un cuento perteneciente al género fantástico: "La puerta condenada". Este cuento, junto a diecisiete relatos más, pertenece a Final de Juego, libro publicado por Julio Cortázar en el año 1956. Te invito a qué leas el cuento en: http://www.literatura.us/cortazar/puerta.html 

En el cuento que se analizará se narra la historia de un hombre llamado Petrone que viaja a Montevideo por cuestiones de negocio. En aquella ciudad se aloja en una de las habitaciones del Hotel Cervantes. Después de un día agotador el actor intenta descansar en aquella habitación pero no puede hacerlo a causa del llanto de un niño que proviene de la habitación del lado traspasando la puerta condenada
El Hotel Cervantes es un lugar que existe en realidad. Tal vez sea esta una estrategia de verosimilización utilizada por el enunciador para hacer creíble lo que sucede en el cuento. Éste hotel, construido en el año 1927, se ganó un lugar en la literatura rioplatense. No sólo es el escenario del cuento de Cortázar, sino que también Bioy Casares escenifica en el Cervantes, por aquellos mismos años, su cuento Un viaje o el mago inmortal. Ambos escritores narran una historia similar, un hombre que se aloja en el hotel y no puede dormir por los ruidos que oye del cuarto vecino. Podemos decir, que tanta “casualidad” termina siendo un hecho extraño al igual que los sucesos narrados en uno y otro cuento.

Imagen de Julio Cortázar
El objetivo es analizar cómo el cuento "La puerta condenada" de Julio Cortázar, construye un enunciador que transita por dos mundos: el cotidiano y el fantástico. Ambos interconectados en una situación de mutua penetración, generando de esta manera incertidumbre, duda y ansiedad en el enunciatario ante la situación disfórica que atraviesa un actor empresario. 
A través del estudio de distintos aspectos del discurso se irán visualizando efectos de sentido que nos permitirán entender el sistema de relaciones que estructuran el texto. Estas marcas en el texto son de capital importancia para entender el lugar del enunciador, que cuenta una historia en la que construye una realidad en la que es posible que sucedan hechos extraños con el objeto de producir incertidumbre y enrarecimiento en el enunciatario. “(…) Arranca al lector la aparente comodidad y seguridad del mundo conocido y cotidiano, para meterlo en algo más extraño (…) El narrador no entiende lo que está pasando, ni su interpretación, más que el protagonista. Constantemente se cuestiona la naturaleza de lo que ve y registra como real. Esta inestabilidad narrativa constituye el centro de lo fantástico como modo” (Jackson: 1986; p. 32).

El título...

Desde el título del relato de Julio Cortázar La puerta condenada, podemos inferir que algo extraño sucede entre dos espacios separados por una puerta “endemoniada”, “perversa”, una “puerta condenada” que es utilizada para reservar y esconder un secreto, ocultar un misterio y separarlo de la vista o del conocimiento de los demás. 
“(…) las habitaciones tenían alguna puerta condenada, a veces a la vista pero casi siempre con un ropero, una mesa o un perchero delante, que como en este caso le daba una cierta ambigüedad, un avergonzado deseo de disimular su existencia como una mujer que cree taparse poniéndose las manos en el vientre o en los senos”
En una primera aproximación, el lexema puerta se refiere a un objeto material que sirve para entrar y salir. Nos indica la división de dos espacios diferentes que puede estar asegurada con algún instrumento para impedir la entrada y la salida. En este enunciado es un armario viejo el que esta adosado a la puerta que da a la habitación contigua. “La puerta estaba ahí, de todos modos, sobresaliendo al nivel del armario. Alguna vez la gente había entrado y salido por ella, golpeándola, entornándola, dándole una vida que todavía estaba presente en su madera tan distinta de las paredes. Petrone imaginó que del otro lado también habría un ropero y que la señora de la habitación pensaría lo mismo de la puerta”
Es una puerta secreta, oculta, que tal vez sirve para proteger de algo que un sujeto nunca podría comprender desde la razón, desde la lógica. Una puerta condenada que es utilizada para encubrir algo sumamente maligno que puede causar daño y corromper las costumbres o el orden y el estado habitual de las cosas. 
Una puerta condenada que intenta diferenciar dos espacios y poner límites entre dichos espacios. 
Algo perverso que provoca aversión y horror sucede en la habitación de La Señora que confunde a Petrone. El llanto de un niño se oye a través de la puerta condenada. Éste sollozo viene a romper con el orden en la vida de un sujeto - empresario que se maneja de manera exitosa en el mundo de los negocios. Es el gemido de un niño que convierte la realidad de Petrone en un mundo distópico. Nueva realidad que lleva a éste sujeto a un estado disfórico, desagradable e inestable. Esta irrupción genera una sensación de sorpresa, duda y enrarecimiento en el enunciatario que no puede explicarse por completo lo que ocurre.
Es esta puerta perversa la que separa dos espacios privados como lo son las habitaciones del Hotel Cervantes y al mismo tiempo marca el pasaje hacia otra realidad, hacia otro mundo. Es la abertura que va a permitir la entrada y salida hacia un mundo ilusorio, misterioso e inexplicable para la razón. Es el puente entre dos realidades. Tal vez, es la puerta condenada lo que le permite al actor querer - fugarse a otra realidad, por las noches, del hastío que le provoca la rutina del día a día cotidiano. 
Lo que tranquiliza al sujeto – empresario es creer que la puerta es la culpable por dejar pasar ruidos débiles y, tal vez, la puerta condenada es la respuesta tranquilizadora para locura, lo demoníaco, lo tenebroso, para las fuerzas negativas de la conducta humana. 
“Petrone imagino a un niño – un varón, no sabía por qué – débil y enfermo, de cara consumida y movimientos apagados. Eso se quejaba en la noche, llorando pudoroso, sin llamar demasiado la atención. De no estar allí la puerta condenada, el llanto no hubiera vencido las fuertes espaldas de la pared, nadie hubiera sabido que en la pieza de al lado estaba llorando un niño”.
Cómo podemos ver, el título permite diversas lecturas que el enunciador irá especificando. El enunciatario irá descubriendo ideas que nunca antes había pensado, instrucciones distintas de ver la realidad.

Actores, espacio y tiempo del enunciado...

A lo largo del relato el actor masculino se mueve por diferentes espacios. Podemos decir, que en el cuento nos encontramos con dos historias. Una transcurre durante el día. Durante este tiempo el sujeto se mueve por espacios abiertos – públicos: Ciudad y el Cabaret.
La ciudad es un espacio de trabajo y éxito laboral que le produce cansancio al actor. Es un espacio de aburrimiento para un hombre de mundo como Petrone. “En el cine de al lado daban dos películas que ya había visto, y en realidad no tenía ganas de ir a ninguna parte”. Su trabajo le causa agotamiento y por tal motivo no disfruta de los espacios que va recorriendo. Todo para Petrone es de un gran pesar, lo único que le interesa es llegar al hotel para descansar (cosa que no sucede a causa de que oye el llanto de un niño) y pensar que cada día que pasa es uno menos para volver a Buenos Aires, su hogar. 
Su fatiga, desaliento y agobio puede observarse cuando Petrone asiste con sus socios a un cabaret de Montevideo. El cabaret es un lugar de esparcimiento en donde Petrone asiste junto con sus socios para distraerse después de un día agotador de trabajo. Sin embargo, a pesar de divertirse y entretenerse, este espacio le causa hastío, apatía y disgusto por la falta de energía. “El cabaré era de un aburrimiento mortal, y sus dos anfitriones no parecían demasiado entusiastas, de modo que a Petrone le resultó fácil alegar el cansancio del día y hacerse llevar al hotel”.
Una segunda historia transcurre por la noche. En este lapso de tiempo el actor se mueve por  espacios cerrados – privados: El Hotel Cervantes y la Habitación.
Si bien el hotel se encuentra en la zona céntrica de Montevideo, es un espacio “sombrío, tranquilo, casi desierto”. Antes de llegada la madrugada era un lugar en donde reinaba el silencio de manera excesiva. “Cuando el empleado y Petrone callaban, el silencio del hotel parecía coagularse, caer como cenizas sobre los muebles y las baldosas”. Por la cantidad de puertas que había en hotel, Petrone pudo deducir que lo que ahora funcionaba como un establecimiento capaz de alojar a huéspedes o viajeros en realidad en tiempo pasado eran antiguas casas.
Dentro del hotel nos encontramos con las habitaciones de Petrone y la Señora ubicadas en el segundo piso del establecimiento. Espacio cerrado que está dentro de otro espacio cerrado. Espacios cerrados – privados, en donde ambos actores guardan secretos y se mueven en el terreno de lo íntimo. Ambas habitaciones están separadas por la puerta condenada
La habitación de Petrone daba directamente a la sala de recepción. Era sombría y oscura y a pesar de tener dos ventanas el sol no llegaba a iluminarla. “En la habitación había una pequeña ventana que daba a la azotea del cine contiguo; a veces una paloma se paseaba por ahí. El cuarto de baño tenía una ventana más grande, que se abría tristemente a un muro y a un lejano pedazo de cielo, casi inútil”
En la habitación había muebles, cajones y estantes. Entre los muebles había un armario viejo que intentaba esconder a una puerta que daba a la habitación de la Señora. De la habitación de este actor femenino solo sabemos que está unida a la habitación de Petrone y que ambos dormitorios están unidos, a la vez, por el llanto de un tercer actor, el niño. Actor que nunca aparece físicamente, sino que solo es escuchado por Petrone y posiblemente también por la Señor; o quizás está en la imaginación de Petrone, tal vez a causa de un grado de demencia que tiene este actor. “Dos veces se había despertado en plena noche, y las dos veces a causa del llanto. La segunda vez fue peor, porque a más del llanto se oía la voz de la mujer que trataba de calmar al niño”.
Cuando la Señora se va del hotel para siempre se abre paso a otro espacio, se produce el salto a una dimensión sobrenatural que escapa a las leyes y términos de la naturaleza debido a que Petrone sigue escuchando el llorisqueo de un niño. “Extrañaba el llanto del niño, y cuando más tarde lo oyó, débil pero inconfundible a través de la puerta condenada, por encima del miedo, por encima de la fuga en plena noche supo que estaba bien y que la mujer no había mentido, no se había mentido al arrullar al niño, al querer que el niño se callara para que ellos pudieran dormirse”.
Se puede observar que, los espacios más que referencias geográficas conforman auténticas configuraciones de sentido. Como se viene analizando en el relato, en un primer momento, nos encontramos con tres espacios bien marcados: la ciudad, el hotel y la habitación. El único actor que transita por todos los espacios de manera explícita es Petrone y al mismo tiempo es al único que en el texto se lo identifica por llevar nombre propio. Tal vez sea esta una estrategia de verosimilización utilizada por el enunciador para hacer creíble lo que sucede en el cuento. 
El actor masculino va transitando por un estado de confusión, desconfianza y duda debido al llanto del actor niño que oye de la habitación del actor femenino. “(…) cuando los pensó a los dos, a la mujer y al chico, se dio cuenta que no creía en ellos, de que absurdamente no creía que el gerente le hubiera mentido”
El enunciador – fantástico también genera un estado de incertidumbre en el enunciatario debido a que no se sabe si lo que escucha Petrone es producto de su imaginación o de un hecho sobrehumano del cual es el único testigo. 
Petrone se mueve por espacios de carencia que le provocan desagrado. Si bien en un principio el hotel le gustó por razones que hubieran desagradados a otros termina por convertirse en un espacio negativo debido a lo que sucede en su habitación por las noches. Los tres espacios son negativos para el actor masculino.
El tercer espacio, la habitación, es un lugar en donde Petrone quiere conciliar el sueño pero no lo consigue a causa de un llanto que le provoca frustración y lo lleva a un estado disfórico por no saber de que se trata. Petrone de día lleva una vida ordenada, exitosa en los negocios aunque aburrida y rutinaria, lo que le provoca fastidio. Pero de noche intenta descansar en un hotel que en un primer momento parece el ideal para cumplir con este objetivo. Algo extraño sucede en la habitación de al lado por la madrugada que viene a romper con la monotonía de la vida estructurada de un actor, lo que lleva al enunciatario a pensar que el protagonista en realidad está loco. “No se engañaba, el llanto venía de la pieza de al lado. El sonido se oía a través de la puerta condenada, se localizaba en el sector de la habitación al que correspondía a los pies de la cama”
Algo “raro” pasa en ese hotel, en esa habitación, algo que ha alterado las reglas de lo natural, pero nadie lo sabe. El enunciador – fantástico solo atina a enunciar la falta, la fisura de lo real. 
La habitación de la Señora sola se presenta como un espacio macabro. En un principio el actor masculino quiere encontrar una explicación lógica al ruido que atraviesa la puerta condenada y rompe con su estructurada vida: “Por un segundo se le ocurrió a Petrone que tal vez esa noche estuviera cuidando al niño de alguna parienta o amiga”; “Petrone comenzó a sospechar de que aquello era una farsa, un juego ridículo y monstruoso que no alcanzaba a explicarse”. Hasta llega a pensar que es la mujer quien imita el llanto del niño. “La mujer estaba imitando el llanto de su hijo frustrado, consolando el aire con sus manos vacías, tal vez con la cara mojada de lágrimas porque el llanto que fingía era a la vez su verdadero llanto”
Era un llanto de gemidos débiles, de hipos quejosos el que le quitaba el sueño a Petrone, y tal vez también a la mujer sola. Podemos interpretar que si el actor masculino no está loco y todo lo que sucede en aquel hotel por la noche no es producto de su imaginación para fugarse a otra realidad a causa del disgusto que le provoca la cotidianeidad, ni se trata de alguna pesadilla que lo despierta todas las madrugadas, en realidad se trata de algo absurdo e intranquilizante que trasciende las leyes naturales. Aquí se abre paso a un cuarto espacio, a una dimensión sobrenatural. Espacio en donde suceden cosas extrañas que rompe con el sueño de un actor que quiere descansar después de un día agotador. “Dormir mal no le convenía para su trabajo”
La puerta condenada es un actor inanimado que ocupa el lugar de un actante destinador que tiene como objeto hacer – saber que algo extraño ocurre en la habitación de la Señora sola. Es el puente hacia otra dimensión que hace vacilar al actor masculino entre lo real e imaginario, entre el mundo cotidiano y el mundo sobrenatural. Nos encontramos con un actor que transita entre la frontera de lo real y lo fantástico.
La Señora y Petrone solo se encuentran una sola vez en el ascensor del hotel. Fue el segundo día de estadía del actor masculino. “Petrone tuvo tiempo de ver que era todavía joven, insignificante, y que se vestía mal como todas las orientales”. Sin embargo, no cruzaron palabras. La única relación que se da entre ellos es mediada por el llanto que atraviesa la puerta condenada
El tiempo es el factor fundamental que indica la posición de los personajes. La historia se da en cuatro días y cuatro noches. De día es un tiempo de éxito laboral pero que al mismo tiempo le provoca fatiga. Durante el día Petrone se relaciona con otros actores, como los socios y el gerente del hotel, en forma personal. De noche Petrone tiene la necesidad de descansar pero no lo logra. La noche y sobretodo la madrugada es el lugar de encuentro con el niño y la Señora sola, que en realidad no está sola sino que está en contacto con el llanto del niño y el actor masculino por medio de la puerta condenada que es el puente que permite a estos actores trascender a otra dimensión y traspasar los límites de la experiencia posible. “En piyama y descalzo, se pegó a ella como un ciempiés, y acercando la boca a las tablas de pino empezó a imitar en falsete, imperceptiblemente, un quejido como el que venía del otro lado (…) Del otro lado se hizo un silencio que habría de durar toda la noche; pero en el instante que lo precedió, Petrone pudo oír que la mujer corría por la habitación con un chicotear de pantuflas, lanzando un grito seco e instantáneo, un comienzo de alarido que se cortó de golpe como una cuerda tensa”

La distribución de los actores en el espacio – tiempo permite al enunciador la construcción de dos realidades posibles. Una realidad perteneciente al mundo natural y una realidad sobrenatural. 
El día y la noche marcan dos historias distintas que culminan en una sola. Se construye un actor que termina asumiendo su doble realidad: viajante y exitoso de día y en la madrugada espectador de un hecho extraño. Problema que cree solucionar con la partida de la Señora sola; y en realidad, que el actor femenino se haya ido del hotel era el hecho que faltaba para afirmar la presencia de un espacio sobrehumano. “Dando vueltas y vueltas, se sintió como vencido por ese silencio que había reclamado con astucia y que le devolvían entero y vengativo. Irónicamente pensó que extrañaba el llanto del niño (…) y cuando más tarde lo oyó, débil pero inconfundible a través de la puerta condenada, por encima del miedo, por encima de la fuga en plena noche supo que estaba bien y que la mujer no había mentido, no se había mentido al arrullar al niño, al querer que el niño se callará para que ellos pudieran dormirse”
El actor gerente es quien le informa a Petrone sobre la Señora. “(…) no podía ser que en la pieza de la lado hubiera un niño; el gerente había dicho claramente que la señora vivía sola, que pasaba todo el día en su empleo”. El gerente era un hombre alto, flaco y completamente calvo. Cuando las dos primeras noches de su estadía en el hotel Petrone oye al niño considera al gerente un oponente debido a creía que éste le había mentido. Al final del relato descubre que este dice la verdad. “Recién cuando los pensó a los dos, a la mujer y al chico, se dio cuenta que no creía en ellos, de que absurdamente no creía que el gerente le hubiera mentido”
Podemos decir, que no solo era objetivo del actor masculino hacer callar al niño para poder descansar, sino que también este era objeto de la Señora. Pero la mujer toma el lugar de madre, intenta calmarlo con paciencia, calma y serenidad. “(…) se oía la voz de la mujer que trataba de calmar al niño (…) el niño cedía por momentos al arrullo, a las instancias; después volvía a empezar con un leve quejido entrecortado, una inconsolable congoja. Y de nuevo la mujer murmuraba palabras incomprensibles, el encantamiento de la madre por acallar al hijo atormentado por su cuerpo o su alma, por estar vivo o amenazado de muerte”. Muy distinta a la actitud de Petrone. El llorisqueo de la criatura lo molesta e irrita. Lo único que le interesa es que el niño haga silencio. A diferencia de la Señora, el llanto lo pone nervioso y lo agobia. “(…) se preguntó si no debería dar unos golpes discretos en la pared para que la mujer hiciera callar al chico”. Se puede observar que entre Petrone y la Señora se da una relación de oposición en cuanto a la postura que toman frente a los gemidos de un niño. 

Las transformaciones en el relato...

El programa narrativo es la estructura sintáctica elemental del paradigma actancial. Articula dos enunciados de base: los enunciados de estado y los enunciados de hacer. Éste último tiene por función transformar los estados. Respecto a esto, en el texto de Cortázar se puede observar que Petrone va sufriendo una trasformación negativa. 
El sujeto – empresario, como ya se analizó antes, se mueve por diferentes espacios y tiempos. De día Petrone recorre la ciudad y tiene como PN cerrar un negocio con socios uruguayos. “El contrato con los fabricantes de mosaicos llevaría mas o menos una semana”. Es un actante que sabe – hacer su trabajo (vender) logrando de esta manera estar en conjunción con el objeto de valor: que los socios firmen el contrato. Es un actor exitoso que sale victorioso en su PN. En este caso el sujeto de hacer (S1) y el sujeto de estado (S2) es el mismo actor: Petrone.

En este espacio y tiempo el actante cambia de un estado eufórico debido a su triunfo en los negocios a un estado disfórico a causa de la fatiga que le causa su trabajo.Si bien puede estar en conjunción con el objeto de valor sufre una transformación negativa en lo que respecta a su estado de ánimo. Sus días por la ciudad, las reuniones con los socios, las salidas, le van provocando una gran fatiga, agotamiento, debilidad y agobio. “El día se pasó con conversaciones, cortadas por un copetín en Pocitos y una cena en casa del socio principal. Cuando lo dejaron en el hotel era más de la una”. Lo único que éste sujeto – empresario deseaba con ansias era llegar al hotel para poder descansar. En este nuevo espacio y tiempo Petrone se propone otro PN. Éste actor pretende poder- descansar. Quiere pero no puede debido a los quejidos de un niño que traspasan la puerta condenada. “Casi no lo tomó en serio cuando el llanto del niño lo trajo de vuelta a las tres de la mañana”. Desde la primera noche en el hotel, al actor masculino lo fastidia el llanto del niño, aún cuando no estaba seguro de escucharlo en realidad. “Al despertarse eran casi las nueves, y en esos primeros minutos en que todavía quedan las sobras de la noche y del sueño, pensó en que el algún momento lo había fastidiado el llanto de una criatura”
Podemos decir que Petrone se encuentra en disyunción con el objeto de valor: descansar. El actor masculino piensa en algunas alternativas que lo pudieran ayudar a dejar de escuchar aquel llanto absurdo que creía que fingía la Señora sola y no lo dejaba descansar. “(…) si pusiera sus dos valijas sobre el armario, bloqueando la puerta, los ruidos de la pieza de al lado disminuirían”
Busca la forma de hacer - saber a la Señora que el llanto del niño lo molesta, “(…) se pregunto si no debería dar unos golpes discretos en la pared para que la mujer hiciera callar al chico”. Hasta que hace algo grotesco, ridículo. “(…) sin saber bien cómo, se encontró moviendo poco a poco el armario hasta dejar al descubierto la puerta polvorienta y sucia. En piyama y descalzo, se pegó a ella como un ciempiés, y acercando la boca a las tablas de pino empezó a imitar en falsete, imperceptiblemente, un quejido como el que venía del otro lado”. Con este hecho hizo que la Señora sola después de tantos años dejara para siempre el hotel. Sin embargo, a pesar de la ausencia de este actor femenino que Petrone cree demente pero inofensiva, venida la noche oyó débil pero inconfundible el llanto del niño que atravesaba por la puerta maldita, endemoniada. La Señora parece – ser quien imita el llanto de una criatura pero no lo es. Como se puede observar, se pone en relación un ser y un parecer.
En este espacio y tiempo el actor masculino también va a sufrir una transformación negativa. El no poder – dormir va a ir alterando el humor de Petrone. Su malhumor va ir creciendo a causa del llanto que le resultaba molesto e irritante y le fastidiaba creer, en un principio, que el gerente del hotel le había mentido al decirle que la Señora estaba sola. “El gerente (…) le dijo a Petrone que el segundo piso era muy tranquilo, y que en la única habitación contigua a la suya vivía una señora sola, empleada en alguna parte, que volvía al hotel caída la noche”.  Se sentía molesto, los quejidos del niño lo irritaban, lo enfadaban, llevándolo a un estado disfórico que le causaba malestar. “Su malhumor era maligno, se contagiaba de ese ambiente donde de repente todo se le antojaba trucado, hueco, falso: el silencio, el llanto, el arrullo, lo único real de esa hora entre noche y día que lo engañaba con su mentira insoportable”.

En el relato, además de los dos PN del actor masculino, nos encontramos con un tercer PN: el de la Señora. El actor masculino no es el único que pretende calmar al niño, sino que el actante Señora también tiene el mismo objeto de deseo, pero lo intenta de una manera distinta. Ella lo hace como lo haría una madre. “Ahora se oía la voz de la mujer, tapando por completo el llanto del niño con su arrebatado – aunque tan discreto – consuelo”. Entonces, podemos decir que, el PN de la mujer es calmar al niño que llora por las madrugadas para que las personas puedan dormir. Sin embargo, a pesar de que quiere – hacer callar a la criatura no – puede. La Señora está en disyunción con el objeto de valor. Su PN se ve interrumpido por la ira del actor masculino que la cree loca hasta que al final descubre lo contrario. El sujeto de hacer (S1) y el sujeto de estado (S2) es manifestado por el mismo actor: la Señora.

El PN2 del actor masculino y el PN del actor femenino quedan suspendidos debido a que en lo privado se producen las transformaciones de las leyes naturales. El mundo natural por las madrugadas se transforma en una cosa extraña, rara que supera a ambos actores. Este viaje a otro espacio hace sentir a los actores en un estado de frustración, de inestabilidad. El enunciador construye un ambiente tan misterioso que no solo hace vacilar y desconfiar a los sujetos del relato, sino también al enunciatario.
Como se puede observar no solo se producen transformaciones en el estado de ánimo de los actantes sino trasformaciones del espacio privado. Se produce una transgresión al orden establecido. Propio de la literatura fantástica. Por las madrugadas se produce un hecho anormal e inexplicable para la razón que intenta ser solucionado tanto por Petrone como por la Señora. Uno a través de la furia e indignación, la otra con la paciencia propia de una madre. 
Al final del relato se da otra trasformación en los actores. Si bien al principio ambos intentan callar al pequeño, al final terminan resignándose y renunciando a su PN. Ambos se someten a lo diabólico y se conforman con los que les toca vivir. Así escuchamos al gerente decirle a Petrone: “La Señora se nos va a mediodía (…) Lleva aquí mucho tiempo, y se va así de golpe”. Lo que provoca un cambio en Petrone. De sentir ira y rabia por el llanto y la mujer, ahora se siente culpable. “Él tenía la culpa de que esa mujer se fuera del hotel, enloquecida de miedo, de vergüenza o de rabia”. Sin embargo no repara lo cometido y se resigna al llanto del niño. “Dando vueltas y vueltas, se sintió como vencido por ese silencio que había reclamado con astucia y que le devolvían entero y vengativo. Irónicamente pensó que extrañaba el llanto del niño, que esa calma perfecta no le bastaba para dormir y todavía menos para estar despierto”.

Conclusión...

Nuestra hipótesis de partida fue que el cuento La puerta condenada de Julio Cortázar, construye un enunciador que transita por dos mundos: el cotidiano y el fantástico, generando de esta manera incertidumbre, duda y ansiedad en el enunciatario ante la situación disfórica que atraviesa un actor empresario. 

A lo largo de este análisis fuimos descubriendo cómo el enunciador hace- saber, para luego hacer - dudar de algún modo al enunciatario, por medio de distintas estrategias que atraviesan todos los aspectos analizados. 
El cuento está narrado en tercera persona por un narrador que sabe tanto como los personajes. 
Nos encontramos ante un relato que responde a las características del género fantástico. El mundo del fantástico aparece ilegal, absurdo e intranquilizante. En el cuento de Cortázar se presenta un mundo que no es situado en otra parte, sino que es este mundo, que ha cambiado sus propiedades. Según Todorov, “lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural” (Ferrero: 1994; p.29). 
El enunciador construye un mundo en donde reina lo improbable, lo inexplicable produciendo una ruptura de la realidad, lo que provoca que el enunciatario vacile entre un mundo natural y otro sobrenatural. 
El enunciador hace que tanto los personajes como el enunciatario se encuentren en un estado de incertidumbre, al no poder decidir sobre la naturaleza de un hecho que viene a romper con la normas del mundo real. “Petrone empezó a sospechar que aquello era una farsa, un juego ridículo y monstruoso que no alcanzaba a explicarse”
La locura, la perversión, lo demoníaco y lo tenebroso son temas que están presentes en el texto. 
El enunciador construye una realidad en la que es posible que sucedan cosas extrañas y genera extrañamiento tanto en los personajes como en el enunciatario ante la presencia de algo diferente.